Cinco maneras de reducir gastos de mantenimiento de su auto usado

(ARA) – ¿Qué cuesta menos, el pago una mensualidad por la compra de un vehículo nuevo que necesitará poco mantenimiento, o la reparación de un automóvil más antiguo? ¿O tal vez sería mejor cumplir cabalmente con el mantenimiento y reparación regular del más antiguo, ahorrándose el pago de la mensualidad?

Si algo nos indican las cifras, es que, aparentemente, la mayoría de los estadounidenses piensa que conservar el auto que han usado durante años les cuesta menos que pagar por uno nuevo. La edad promedio de los coches de pasajeros supera en la actualidad los nueve años, según estadísticas de R.L. Polk. Por su parte, la Comisión Federal de Comercio afirma que el precio promedio de un auto nuevo asciende a $28,000. Además, los autos más antiguos deprecian menos y con frecuencia son más económicos en materia de seguros.

Conservar un automóvil-y cuidarlo debidamente-puede ahorrarle dinero, en comparación con asumir el pago de un vehículo nuevo. La clave para aprovechar sus ahorros en un coche usado es invertir en su mantenimiento regular. Esto le evitará reparaciones más costosas de emergencia provocadas por la rotura de piezas a las que no se les ha dado el mantenimiento adecuado.

Siga estas medidas simples para garantizar que un buen mantenimiento le evite reparaciones costosas:

1. Familiarícese con el manual del propietario. El manual le proporcionará información vital acerca de los sistemas de su vehículo, y debe contar además con un calendario de mantenimiento. Si no lo conserva, o desea información más detallada acerca del mantenimiento, puede adquirir un manual en Internet. RockAuto.com, concesionario de piezas de repuesto para automóviles vende manuales por un precio que oscila entre $12 y $50, una buena inversión si le ayuda a evitar una reparación que podría costarles cientos o incluso miles de dólares.

2. Préstele atención a la correa de tiempo. La mayoría de los vehículos fabricados hace menos de veinte años tienen correas del tiempo que deben cambiarse cada 60,000 millas. Si se rompe esa correa el vehículo no podrá moverse, y si le ocurre algo mucho peor, lo que en el catálogo de piezas de repuesto de RockAuto.com se conoce como un “motor en interferencia”, se podrían dañar otras piezas. Investigue en el manual de su auto para determinar si el mismo tiene correa del tiempo, y cada cuántas millas debe reemplazarla.

3. Verifique los líquidos del motor. Asegúrese de conocer las recomendaciones del fabricante con respecto al tipo de aceite, anticongelante, líquidos de transmisión, dirección hidráulica y de frenos usa su vehículo. El uso de líquidos obsoletos o equivocados pueden causar daños y anular lo que le queda de garantía a su coche. Lea el manual para determinar qué tipo de líquidos debe usar, y cada cuánto tiempo debe cambiarlos.

4. Préstele atención al sistema de amortiguación. Estas piezas protegen la suspensión, la dirección, los frenos y otros sistemas del vehículo. Esperar a que el auto confronte problemas de rodaje o saltos antes de sustituir los amortiguadores puede provocarles costosos daños a otras piezas. Además, el vehículo con problemas al desplazarse y detenerse es menos seguro. Monroe.com aconseja que los amortiguadores originales en la mayoría de los vehículos populares se deben cambiar a las 50,000 millas. Consulte su manual de servicio o con su mecánico para obtener recomendaciones específicas para su vehículo.

5. Cumpla la programación de mantenimiento. La programación de mantenimiento establecida en el manual del propietario o del taller de mecánica también señalará inspecciones importantes que se deben realizar periódicamente, así como reparaciones o mantenimiento que necesitará el vehículo a lo largo de su vida útil. Con frecuencia, se gasta menos si reemplaza piezas de repuesto antes de que se rompan que después de una rotura. Use la tabla existente en su manual para darle seguimiento a cada sesión de mantenimiento programado que vaya realizando.

La realización del mantenimiento programado también le permitirá prepararse con anticipación para cualquier gasto y tener presupuesto disponible, una táctica que siempre le ahorrará más dinero que si paga por reparaciones de emergencia.

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