Pregúntele a cualquier padre que haya pasado por esta situación, y le dirá que los conductores adolescentes tienen demasiada seguridad en sí mismos. Con frecuencia, como están extremadamente entusiasmados por tener el privilegio de manejar, no consideran la posibilidad de que puedan tener un percance.
Pero la seguridad de los conductores adolescentes debe ser la principal prioridad que deben considerar los jóvenes. Los accidentes de autos son la principal causa de muerte de adolescentes en la nación. Cada año, aproximadamente 5,000 adolescentes pierden la vida en colisiones de vehículos, y otros 375,000 sufren lesiones.
Para que su hijo no forme parte de esas estadísticas, es imperativo garantizar que el mismo tenga cierta preparación antes de conducir. Exíjale que pase un curso de entrenamiento del conductor en una escuela o en un programa de educación comunitaria. Esos cursos cuentan a menudo con un componente práctico de conducción, aunque no siempre es así.
Para asegurar que los adolescentes tengan el entrenamiento necesario para ser buenos conductores, muchos estados han promulgado leyes que rigen el otorgamiento de licencias de conducción para graduados (GDL), y establecen límites para los conductores menores de 18 años. En Nueva York, por ejemplo, los adolescentes deben haber cumplido 16 años para tener permiso restringido de aprendizaje, y sólo se les permite conducir si van acompañados por un chofer supervisor mayor de 21 años, con licencia de conducción válida para operar el vehículo en el que se trasladan. Nueva York es uno de numerosos estados que también limitan la cantidad de pasajeros que pueden viajar en un auto con un adolescente.
Aunque las leyes estatales se crean para estimular a los adolescentes a que se conviertan en conductores seguros, sus familias deben compartir esa responsabilidad. Los padres deben inculcarles a sus hijos las consecuencias que deben asumir en caso de conducir irresponsablemente:
* Pérdida de los privilegios de conducción si se les impone una multa por violación de las leyes del tránsito.
Si el adolescente es multado por exceso de velocidad o por conducir de forma imprudente, el precio de su póliza de seguro de auto aumentará significativamente. Por esta razón, sería una buena idea aclararle al adolescente que si le imponen una multa, tendrá que pagarla, así como el incremento de la prima del seguro.
* Exíjales a los adolescentes que tengan su propia póliza de seguro de auto.
Si cree que su hijo no es responsable a la hora de conducir, una buena medida al respecto es eliminarlo de su póliza de seguros y exigirle que busque un seguro para carros por su cuenta. Recuérdele además lo costoso que pudiera resultarle. Tal vez esto le ayude a controlarse ante el timón.
La conducción de un auto puede ser un rito de tránsito a la mayoría de edad, pero también es un privilegio. Asegúrese de que su hijo o hija esté consciente de ello.
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